Para los amantes del buen licor es difícil encontrar vasos de whisky originales, esos que marcan la diferencia en cualquier momento y situación. Los que realmente pegan contigo y tu forma de ser, distintos a los vasos de whisky tradicionales. Además, sé que algunas veces te cuesta encontrar un regalo original para un ser querido. Pues resulta que estás en el sitio ideal. Te ofrecemos un catálogo con los vasos de whisky más modernos y extraños que vas a encontrar. Elije el tuyo y disfrútalo.
¿Por qué debes ser original a la hora de comprar un vaso de whisky?
¿Por qué es tan importante ser original? La originalidad es uno de los rasgos que más nos distinguen de los demás. Pero también te hace a ti especial. Y si no estás muy convencido haz la prueba. Reúnete con amigos y familiares, con aquellos con los que siempre compartas un buen vaso de whisky y largos ratos de conversación. Sírveles el licor en un vaso de whisky normal. ¿Nada? ¿Ninguna reacción? Ahora ofréceles un vaso diferente, extraño, original, de los que es inevitable fijarse. ¿Qué te han comentado? ¿Has llamado la atención?
Como dijo el filósofo inglés John Stuart Mill, “todas las cosas buenas que existen son fruto de la originalidad”. Son los pequeños detalles los que nos hacen ver dónde se marca la diferencia. No se trata solo de llamar la atención, sino de imprimir nuestro sello. Nos encanta como somos, y nos gusta que el momento de disfrutar de un buen whisky sea especial. Elegir lo original es adentrarse en los desconocido, pero te animamos a que explores este nuevo camino.
Si eres de los que siempre marca la diferencia en todas las cosas que haces en la vida, aquí tienes una nueva oportunidad para desmarcarte. El licor que bebes tiene que depositarse en un vaso con personalidad, acorde contigo. Elige el que más te guste.
Por qué es tan especial beber whisky
Los que nos gusta un buen licor sabemos que tiene una forma específica de beberse. Apreciamos el color del líquido, observamos cómo se impregna en las paredes del vaso de cristal, decidimos entonces si mezclar el licor con agua y, finalmente, disfrutamos de su aroma y sabor.
No buscamos la euforia que causa cualquier bebida alcohólica destilada, sino la sensación que nos produce el trago. El sabor que nos deja, el aroma que respiramos, y la sensación de picor en la garganta. La calidad por encima de la cantidad. Y si somos tan selectos a la hora de escoger un whisky, lo somos también para elegir un vaso.
La degustación se convierte en un ritual muy estricto. Observamos el color, la textura y la claridad, acercamos la nariz para oler la intensidad del aroma, y analizamos su verdadera calidad con el regusto que nos deja en el paladar. Como ocurre con el vino, el aroma de un buen whisky nos evoca frutas, esencias florales, granos y cientos de componentes aromáticos al mismo tiempo.